Las endorfinas, o los “opiáceos naturales”, son neurotransmisores inhibitorios secretados por el organismo. Este sistema puede ralentizar o parar la respiración.
El ritmo de respiración es regulado por el bulbo raquídeo (médula oblongata). Este área cerebral contiene una gran cantidad de receptores de endorfinas (u opioides) que controlan los músculos de la respiración. Cuando las endorfinas se unen a estos receptores, se reduce la actividad de las neuronas del bulbo raquídeo, conduciendo a una respiración más lenta.
Como el alcohol simula la liberación de endorfinas, estas neuronas se inhiben y se puede ralentizar o, incluso, parar tu respiración.